UN VIAJE A LA NATURALEZA Y LA CULTURA

Beatriz González de Bosio

Un aspecto poco conocido en nuestro continente es el liderazgo de la República de Bolivia en el novedoso y ganancial campo del Turismo de Naturaleza y Cultura. Este país andino silenciosamente puso en práctica una ejemplar recuperación de los pueblos indígenas que habían sido evangelizados por los sacerdotes de la Compañía de Jesús en la región denominada Chiquitanía.

Ubicada al sureste de Bolivia, a unos 200 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, las Misiones Jesuíticas de Chiquitos, se encuentran en medio de grandes bosques en la frontera de lo que alguna vez fueron los imperios español y lusitano portugués en América.

Los Jesuitas en el Nuevo Mundo concentraron su tarea evangelizadora y civilizadora sobre tribus nómadas a las que «redujeron» en comunidades llamadas precisamente reducciones con el propósito de iniciar a los indígenas en la vida religiosa, productiva y cultural cristiana.

En lo religioso los sacerdotes de la Compañía regían una vida de gran disciplina cuyos días comenzaban y terminaban con oraciones, misas y cánticos.

En materia productiva alternaban las cosechas de alimentos para su comercialización en las minas del resto de la provincia, entonces denominada del Alto Perú.

En materia cultural aparte de las primeras letras y la lectura de los textos sagrados, los indígenas reducidos recibían una sólida formación musical.

De todas las tareas a las que se consagraron los Jesuitas, los pueblos que permanecen en el presente son testimonio de su excelencia en las áreas de : Arquitectura , Tallado en madera, Imaginería, y muy especialmente la música.

Hoy en día en conmemoración de la experiencia jesuítica , cada dos años se organiza en la región Festivales Internacionales de Música Renacentista y Barroca Americana.

El IV de ellos fue ocasión para introducirnos en ese maravilloso universo del Oriente Boliviano.


Un poco de historia

El sacerdote jesuita José Arce y el Hermano Antonio Ribas fundaron la primera Misión de la Chiquitanía el 31 de Diciembre de 1691, a la que denominaron San Francisco Xavier.

La compañía, siguiendo la política oficial del Imperio Español, inicia la tarea colonizadora copiando la exitosa experiencia de los 30 pueblos de guaraníes que hoy se hallan dispersos en territorios de Paraguay, Brasil y Argentina.

La buena predisposición de los indígenas hacia los sacerdotes de la Compañía hizo que pudieran fundarse otras reducciones entre las que mencionamos: San Rafael en 1696; San José, 1698; San Juan, 1699, Concepción, en 1709, San Miguel, 1721, San Ignacio, 1748 ; Santiago, 1754; Santa Ana en 1755 y Santo Corazón en 1760. Esta última a escasos siete años antes de la orden Real de expulsión de los Jesuitas de territorios Americanos y Españoles, que condenaron a estas comunidades a encontrarse súbitamente carentes del liderazgo que los curas imprimían a los pueblos.

En las reducciones los indígenas eran súbditos libres de la corona. Ellas estaban vedadas a los colonos y funcionarios españoles, medida necesaria para evitar los abusos de los que eran objeto los indígenas. Los Jesuítas protegían a los indios del trabajo forzado y la esclavitud. La zona tampoco estuvo libre de las depredaciones de los bandeirantes portugueses una de cuyas ocupaciones gananciales era la caza de exclavos y la otra, el contrabando de oro y plata hacia las comunidades de San Pablo y Rio de Janeiro.

Estos peligros persuadieron a los indios de la necesidad e inteligencia de someterse a los rigores de la disciplina jesuítica a cambio de una existencia digna con las ventajas de la educación y el adiestramiento en el trabajo productivo.

Con la expulsión de los sacerdotes en 1767, los pueblos perdieron su esplendor y se limitaron a la sobrevivencia por espacio de dos siglos.

La recuperación de las reducciones de la Chiquitanía Boliviana, bajo la Dirección del Arquitecto Suizo Hans Roth y el patrocinio de la Iglesia Católica Alemana además de la invalorable gestión de Monseñor Eduardo Bösl, se convirtió en uno de los productos de Turismo Cultural mas exitosos del Mercosur.

La tarea no se limitó a la recuperación de ruinas o a la reconstruccion de ciudades museos. El resultado de este esfuerzo cooperativo de las Diocesis Bolivianas y Alemanas está a la vista: Hay una población vital que ha encontrado, gracias al proyecto, el camino al desarrollo sustentable por sus propios esfuerzos, que tiene en oferta un producto turistico cultural valioso y cuyos consumidores están dispuestos a solventar el costo de la experiencia, que incluye espectáculos musicales originales con conjuntos e instrumentos del lugar que dan trabajo y sustento a los pobladores.

El renacimiento de la región lo ha convertido también en un centro de investigación , pues los archivos mantuvieron las partituras originales en latin castellano y chiquitano que fueron rescatadas , clasificadas y almacenadas en repositorios apropiados como el Archivo de la Ciudad de Concepción, abierto para los estudiosos.

Cabe señalar que la Fundacion Paracuaria de Frankfurt, Alemania con el apoyo del Provincial de los Jesuitas del Paraguay Antonio González Dorado, en la década del 80 promovió la filmación de dos documentales para la televisión alemana y a través del musicólogo Jesuita Clemente Mac Naspy promovieron el renacimiento de la música de Doménico Zípoli donde dos estudiosos paraguayos tuvieron un papel destacado y lo documentaron en la obra «Musica de las Reducciones Jesuíticas de America del Sur: Colección de Instrumentos de Chiquitos Bolivia» de Luis Szarán y Jesús Ruiz Nestosa publicada en Asunción en 1999.

Una visita a la región nos puede deparar alguna de estas incomparables experiencias: una visión de primera mano del patrimonio tangible del lugar.

La arquitectura de los templos era complementada con el equipamiento artístico de la pintura mural y el tallado en madera de retablos, púlpitos y cajonería de las sacristías. Igualmente el mobiliario de sillas prelaciales, confesionarios, atriles lo que incluyendo pintura y orfebrería conforman una unidad con el templo.

El arte en Chiquitos fue introducido entre 1691 y 1760 por un grupo de jesuitas centro-europeos nacidos en Baviera, Bohemia y Suiza. Estos evangelizadores trajeron a Moxos y Chiquitos la visión del Barroco europeo que es el arte de la contrareforma.

La orfebrería de la región se destacó por la fabricación de custodias de plata y otros elementos decorativos que se utilizaban en las iglesias. Atriles, calices y copones en gran variedad, aureolas y coronas de santos, vinajeras y crismeros con sus bandejas, constituían algunas de los piezas mas admiradas.

La música constituyó otro de los grandes logros de los jesuitas alcanzando un fuerte desarrollo en todas las reducciones debido a la gran habilidad y vocación musical de los chiquitanos.

De la mano de grandes compositores como Doménico Zípoli, Juan José Mesner, Knogler, Massa, Bretner, Schmid llegó la música para hacerse americana con sangre india de chiquitanos y mojeños y para que la descubriera y la sacara a la luz el joven sacerdote polaco ,Piotr Nawrot.

El Polifacético Martin Schmid se dedicó a la construcción de instrumentos musicales como órganos, violines, violoncelos y contrabajos con finas maderas de la zona.

Introdujeron por otro lado, clavicordios, espinetas, arpas, trompetas, chirimias y muchos otros instrumentos. El Padre Schmid trajo a la Chiquitania en 1730 el primer órgano de seis registros que fue consturido en Chuquisaca y que se trasportó a lomo de mula por mas de 1000 kms. hasta San Rafael.

Los Festivales Internacionales consolidan el brillo de la región, pues el virtuosismo de los locales y de los visitantes, contribuyen a otorgar a los Conciertos una caracteristica peculiar e inefable.

La Orquesta Misiones dirigida por Zuleika Vazquez y la Orquesta Urubichá dirigida Por Ruben Dario Suarez Arana impresionan por el profesionalismo de sus integrantes y son testimonio vivo y recreado de la rutina que se diera en esos pueblos y que están hoy mas vigente que nunca.

Hans Roth falleció en 1999, no sin antes crear una escuela que hoy es aptamente dirigida por Villavicencio uno de los aprendices que trabajaron de cerca con el Arquitecto suizo aprendiendo de su inmensa sapiencia y bondad y capacitándose para suplantarlo cuando la ocasión lo requiriera.

El Turismo Cultural y Natural tienen en la Chiquitania un maravilloso ejemplo de todo lo que se puede rescatar , recuperar, erigir y traer de vuelta a la vida. Basta para ello una confluencia de ideas avanzadas con una voluntad indoblegable de servicio y compromiso con la comunidad.


ABC Color, Domingo 9 de Junio de 2002