Se inició el gobierno de la esperanza

El ex obispo Fernando Lugo juró como presidente del Paraguay
Una soleada mañana, y una florida Asunción dieron la bienvenida al gobierno de Fernando Lugo.
El gobierno de la nueva era, como él mismo lo ha denominado ha quedado instalado.


Fue una jornada histórica. Muchos paraguayos no pensaron vivir para contarlo, y por eso se lanzaron a las calles para acompañar a Fernando Lugo. Sin saco y vistiendo una camisa de ao po’i (tejido típico paraguayo), y sandalias, el ex obispo de San Pedro llegó cumplidamente a su cita y con un enérgico grito de «¡sí, juro!», asumió el poder como nuevo presidente del Paraguay.

Fernando Lugo, hombre sencillo, de sonrisa franca y abierta logró lo que parecía imposible: arrebatar en las urnas la presidencia al partido colorado enquistado en el poder desde hacía 61 años.

En su discurso de aceptación de 44 minutos el mandatario hizo un recorrido puntual sobre los desafíos que debe enfrentar como gobernante: pobreza, inequidad, corrupción, injusticia e inseguridad. Fernando Lugo cargará sobre sus hombros esa pesada herencia dejada por el partido colorado. Fueron más de cinco décadas de autoritarismo, prebendas y corrupción que dejan como resultado un país empobrecido con altos niveles de desigualdad, y ausencia de estado en temas tan sensibles como la salud, la educación y la justicia.

En sus primeras palabras, el mandatario se refirió a la necesidad de mejorar los niveles de institucionalidad del Estado Paraguayo. Habló de honestidad, transparencia, austeridad, de ética y sobre la dignificación de las fuerzas militares y policiales.

Reconoció las dificultades y obstáculos que deberá enfrentar y afirmó que el cambio en Paraguay es una apuesta cultural, en medio de un proceso sin vencedores ni vencidos.

Se refirió a su vocación sacerdotal, a su paso por la Iglesia y a su opción por los más pobres y excluidos, y dijo que fue precisamente este compromiso el que lo motivó a encabezar la Alianza que lo llevó al poder. Lugo quien se definió como un hombre de fe y un laico comprometido con su tiempo, manifestó el dolor y la vergüenza que le producen los niños de la calle y dijo que hará todo lo posible por derrotar el monstruo de la miseria que los condena, y que ésta, al igual que la de los indígenas será una causa de la que se ocupara personalmente.

Manifestó que el país debe hacer frente a los desafíos de su tiempo y de la necesidad de implementar una economía sustentable con equidad social como motor de cambio. Habló de su sueño de un Paraguay socialmente justo donde se acabe la inequidad, y reiteró su compromiso a trabajar denodadamente por los campesinos con o sin tierra.

El presidente manifestó su respaldo a los esfuerzos de integración y dijo que su gobierno está dispuesto al diálogo con Brasil y Argentina sobre Itaipú y Yacyretá. Agradeció a los países que han acogido a los ciudadanos paraguayos que han emigrado buscando mejores rumbos e hizo una alusión particular a la Argentina, agradeciendo en su nombre a la presidenta Cristina Kirchner por haber dado abrigo por décadas a tantos paraguayos.

Lugo solicitó a sus conciudadanos que lo acompañen a construir un nuevo país, e hizo un llamado especial a los jóvenes y pidió por un Paraguay con jóvenes protagonistas de su destino.

Fernando Lugo, asume la presidencia cargado de sueños y desafíos y con el convencimiento de que dará lo mejor de sí para este pueblo que le confió en las urnas la difícil tarea de dirigir sus destinos en los próximos 5 años. El gobierno de la nueva era ha comenzado y seis millones de paraguayos tienen hoy la esperanza y el sueño de poder vivir en un país mejor, más justo y equitativo.


María Piedad Delgado G.